sábado, 3 de octubre de 2015

El Trabajo en Cuba

El actual debate en Cuba, tras la apertura a los negocios particulares en pequeña escala, y el probable advenimiento del fin del bloqueo, se concentra en las serias diferencias entre lo que gana un trabajador estatal y un cuenta propista (pequeño empresario) o cooperativista.
Esta diferencia notable queda en evidencia a partir de las reformas, y puede agudizarse en el caso de que al levantar el bloqueo se instalen empresas extranjeras ofreciendo puestos privados.

Una de las preguntas claves es:
¿Cómo se puede financiar mejoras salariales en el sector público para que este no sufra la fuga de sus mejores elementos al sector privado?

Luis Toledo Sande es un intelectual allegado al régimen castrista y expone sobre el "peligro" que representa el sector privado, y también de sus potencialidades para levantar la economía cubana. Y frente a esta interrogante responde lo siguiente:

“Los replanteamientos salariales, responsabilidad de la dirección política y administrativa del país, no podrán hacerse de un día para otro, ni tal vez simultáneamente en todos los sectores. Pero apremian, máxime en un país donde quienes —porque lo desean o no encuentran otra opción— siguen trabajando bajo la administración estatal, sufren agobios por la insolvencia de sus salarios, cada vez más deprimidos en relación con el costo de la vida y —repítase— ante lo que ganan quienes trabajan en sectores de la propiedad privada, ya sea individual o cooperativa. Eso es cosa seria donde la administración estatal está a cargo de los medios de producción y los servicios fundamentales”
“El necesario aumento salarial debe llegar, sin demora infinita, a todos los sectores bajo administración estatal, para que no se produzcan desequilibrios de consecuencias impredecibles (o no tan impredecibles quizás). No hay que ser economista para inferir que una de las fuentes de ingresos con que la dirección —no propietaria— del país podrá contar para ese aumento serán las contribuciones tributarias de numerosos pequeños empresarios. Pero si a la imagen de las sumas que ganan los más favorecidos en áreas no estatales, en el pensamiento de los trabajadores del sector estatal se añade la idea de que su salvación depende de la propiedad privada, se le rinde a esta última un culto que se agregará a la supuestamente inevitable ineficiencia de la social. Conste que no pocas veces la esperanza de resolver problemas de diversa índole se asocia con la magia de la gestión privada.”

Su error más grave, es considerar que los aumentos salariales del aparato publico, deben provenir de los impuestos aplicados a las pequeñas empresas privadas cubanas, surgidas con las reformas de 2011. Y no considera que el aumento salarial de los trabajadores estatales, debe necesariamente provenir del aumento de la producción y la eficiencia.
El mismo dice que en una farmacia estatal de siete trabajadores, dos atienden y cinco cazan moscas.
Lo cito:
“Que ahora en una farmacia habanera haya entre cinco y siete empleados, o empleadas, y se vea que solamente uno o dos atienden directamente al público, no es razón bastante para suponer que la privatización sería la única manera de mejorar las cosas.”

O sea, reconoce que hay trabajadores ociosos en el sistema estatal, pero no se da cuenta que esos cinco que sobran deben necesariamente ser absorbidos por el sector privado, que aparte de que ganarían  mejor los que emigran, puede dar oportunidad a que los cinco sueldos de esa farmacia se repartan entre dos funcionarios, mejorando sus ingresos sin tocar los impuestos a los pequeños empresarios que por lógica económica deben destinarse a otros menesteres.

Luis Toledo Sande ha sido citado desde aquí.
Cuba Debate

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